Hola, soy KJ.
La inspiración no sólo para este proyecto, sino para toda mi vida, es la razón por la que creo en los milagros. Cuando tenía 19 años los médicos me informaron que no podía ser madre y casi 20 años después, Dios tuvo la última palabra. Mi amado KJ llegó para iluminar mi vida. Durante mi embarazo me encontraron cáncer y casi 4 meses después de dar a luz me operaron por primera vez. Sigo creyendo que DIOS siempre tiene la última palabra... en TODO.
Empecé a hacer jabones como terapia, para mantenerme mentalmente saludable. Aprendí a hacerlos de la persona que me enseñó todo en la vida, la mejor mujer del mundo, mi mami. Ella es la guerrera más incansable que conozco. Sabía que había llegado el momento de poner en práctica todo lo que ella me había enseñado. En una situación como esta, sabía que necesitaría todo lo que tengo para lograrlo y si quería ver crecer a mi bebé, tendría que luchar con todas mis fuerzas. Empecé a cuidar mi salud, no sólo física, sino mental y espiritual. Como humanos somos un todo y la lucha debe ser integral. No ha sido fácil, pero Dios en su infinito amor, me prestó este angelito de hermoso corazón, que llena mi vida de esperanza. Dios me muestra día a día Su amor y gracia a través de KJ. Dios es fiel y siempre nos acompaña a través de un mensaje, una oración o un pensamiento de las personas hermosas en nuestras vidas y que tiene significado para nosotros. Ahora que decidimos expandirnos con otros productos, esperamos ser de bendición para alguien más.
MISIÓN
Acompaña a cualquier persona que esté pasando por una lucha mental, física o espiritual con pequeños recordatorios de amor. Ayuda a crear conciencia de que somos un todo y que nuestra salud es integral. Las batallas son duras y oraremos por quienes sufren y quienes los acompañan.
OBJETIVO
Nuestro propósito es DIFUNDIR AMOR
Difunde el amor de Dios: búscalo. Recuerda que Dios está siempre con nosotros, durante una enfermedad, un desánimo espiritual o una tormenta mental. No estamos solos.
Difundir el amor propio: amarnos a nosotros mismos. Cuidar nuestra mente, cuerpo, pero sobre todo nuestro espíritu. Escucha a tu cuerpo, no creas todo lo que piensas y nutre tu alma.
Transmitir amor a nuestros vecinos: compartimos el mismo espacio. Amémonos, abracémonos y acompañemos a quien lo necesita, ya sea en presencia o en la distancia.
Vamos a difundir el amor.
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